Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría.
(Juan 16:22)
Si miramos a nuestro alrededor y vemos en los noticiarios los acontecimientos que suceden en el mundo, encontraremos centenas de motivos para entristecernos. El sufrimiento, los temores y la muerte de la esperanza fueron también algunos de los sentimientos que los discípulos enfrentaron cuando el Señor Jesús se estaba despidiendo de ellos.
El Rey de la vida iba a morir injustamente y no había nada que pudieran hacer. Pero Jesús nos confortó a todos con una promesa maravillosa: "¡Los volveré a ver y allí nadie les va a quitar esa alegría!"
Los pesares del mundo y los sufrimientos que pasamos no se comparan con la alegría que vamos a tener en el futuro. Cuando Jesús regrese a buscarnos toda la tristeza se irá y toda lágrima será enjugada. ¡Él es fiel y cumplirá su promesa! Anímate, no todo está perdido. ¡Veremos el rostro de nuestro Salvador!
Llena tu corazón de alegría ahora mismo
Ora, hable con el Señor sobre lo que te ha entristecido. Él oye la oración sincera.
Cristo transformará toda angustia en alegría. Entrega tu corazón y recibe de su gracia.
Busca fuerzas y aliento en la Palabra de Dios. Ella es poderosa para ayudarnos en los momentos más difíciles.
En este mundo pasaremos por aflicciones, pero ten ánimo ánimo: ¡Dios está contigo!
Para orar:
Señor mi Dios, son tantos los pesares en este mundo... Tanto sufrimiento, violencia y desesperanza. Pero tú eres nuestra esperanza, Padre celestial. Ayúdame a confiar que tú tienes el control de todo, Señor. Que la alegría de tu salvación llene mi corazón siempre hasta el día en que tú vengas a buscarme. Muchas gracias por tu fidelidad. En el nombre de Jesús, amén.
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